domingo, 8 de julio de 2012

¿Por qué Enrique Peña Nieto perdió las elecciones presidenciales?


El gobierno de Enrique Peña Nieto será el más débil que jamás haya tenido el Partido Revolucionario Institucional en su historia. Lejos de aquel 46% que le daban las encuestas, con el 38% -que significan entre 4 y 6 millones de votos menos- Peña Nieto se convierte en el candidato de extirpe priísta con el menor porcentaje electoral en ganar los comicios presidenciales y, aún cuando vence a sus contrincantes, es el tercer peor resultado obtenido en elecciones presidenciales por el PRI en su larga trayectoria, sólo superando el 22% de Roberto Madrazo en 2006 y el 36% de Francisco Labastida en 2000, muy por detrás del 50% de Ernesto Zedillo en 1994. Es, también, el peor resultado electoral para un presidente en el México posterior a la creación del PNR en 1929, sólo por arriba del 36% que obtuvo Felipe Calderón en 2006.


Este será el Congreso más adverso que un gobierno priísta haya tenido. En 1994, el Partido Revolucionario Institucional obtuvo el 74% del Senado y el 60% de la Cámara de Diputados, para 1997 obtendría sólo el 48% de la Cámara Baja, el resultado más bajo con el que hasta ese momento había operado un presidente perteneciente al PRI. Con los resultados del PREP, el PRI habría obtenido en esta elección, el 31% de los votos para el Senado y el 32% del total de los votos para la Cámara de Diputados -lo que, una vez eliminados los votos nulos y agregadas las plurinominales, podría representar entre un 40% y 42% de cada Cámara- su más bajo resultado desde que en 2006 obtuviera el 27% del Senado y el 21% de la Cámara de Diputados. Una posible coalición legislativa integrada por el PRI-PVEM-PANAL se quedará a una curul de la obtener la mayoría relativa, o si la alcanza será exacta y muy frágil. Necesita de al menos 251 votos para aprobar las reformas en el Legislativo, por lo cual, deberá negociar con los partidos de izquierda o el PAN, lo que significará ceder en algunos puntos ante la oposición o dar concesiones en otros aspectos de la vida política.  

Fotografía: Reuters
Sumado a lo anterior, cuando el PRI perdió la presidencia en el 2000 se terminó también el modelo en el que el presidente era la cabeza del partido hegemónico y de todos los gobernadores del país. Con el ascenso del PAN a la presidencia nacional, el PRI quedó acéfalo, por lo que surgieron gobiernos estatales que simulaban la figura de señores feudales, fragmentado al partido en 32 secciones cada una dirigida por uno de los gobernadores o dirigentes estatales del PRI. Hoy, el PRI tiene 20 estados en su control, serán 21 en diciembre, pero cada uno responde a sus propios intereses locales y no a la figura unipersonal del presidente. Hay elementos para indicar que Peña Nieto deberá crear una especie de "presidencia colegiada" o compartida, en la que los gobernadores priístas tengan más poder que nunca en la toma de decisiones federales y en el reparto de posiciones claves.


Por otra parte, Enrique Peña Nieto llega a la presidencia con muchas deudas políticas, que le obligarán a hacer concesiones en puestos importantes en la toma de decisiones, una parte del reparto irá a Elba Esther Gordillo, líder vitalicia del SNTE, que no contenta con lo obtenido del gobierno de Calderón, como la Lotería Nacional, querrá mayores posiciones por su activo apoyo a la candidatura de Peña Nieto. Grandes líderes sindicales, que también aportaron votos a la campaña del PRI querrán sumarse al reparto del gran botín, más allá de sus puestos como nuevos senadores, Carlos Romero Deschamps, líder del Sindicato de PEMEX; Gerardo Sánchez García, líder de la Confederación Nacional Campesina; Joel Ayala Almeida, secretario general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado; y el futuro diputado Carlos Aceves y del Olmo, líder de la Confederación de Trabajadores de México, buscarán una mayor influencia en el gobierno federal.

Tendremos que esperar, también, los vetos que la alta cúpula del PRI comandada por Pedro Joaquín Coldwell y los ex gobernadores priístas le pongan a la selección de su próximo gabinete con la intención de meter a los suyos. Se acabaron los tiempos en los que el presidente era también el líder de facto del partido hegemónico. A diferencia de Humberto Moreira quien estaba fuertemente vinculado a Peña Nieto y Elba Esther Gordillo, Coldwell representa a la alta jerarquía priísta del pasado. Coldwell fue gobernador de Quintana Roo en los años 80 y Secretario de Turismo en el gobierno de Salinas de Gortari, en sustitución de Carlos Hank González. 

La protección y apoyo brindado por Televisa y Tv Azteca, así como por los diarios de la OEM, Milenio y El Universal le impedirán presentar una propuesta de reforma a la Ley de Medios congruente y ambiciosa, que altere los intereses de esos grandes monopolios y abra el sector a una mayor competencia, lejos de ello, podemos esperar una confrontación entre la sociedad civil y la amplia telebancada en el Congreso. 


Otro de sus principales obstáculos al que tendrá que enfrentarse es la división del país, tal y como muestran los resultados de la elección, un norte que mayoritariamente votó por él y un sur que en su mayoría votó por su principal opositor, López Obrador; por lo que deberá buscar mecanismos e iniciativas para recuperar la confianza de los estados del noreste de México como Nuevo León y Tamaulipas donde quedó en segundo lugar y de Veracruz, donde apenas ganó a Josefina Vázquez Mota del PAN por cerca de mil votos, igualmente, deberá convencer a estados como Guanajuato que el Partido Acción Nacional ganó y, en especial, a estados como el Distrito Federal, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Tabasco y Quintana Roo, donde fue el candidato del PRD quien se llevó la elección. Incluso, deberá revaluar su estrategia en entidades como el Estado de México, ya que, no obstante haber sido gobernador de tal entidad federativa, 3.8 millones de mexiquenses de los 6.7 millones que votaron, eligieron otro candidato. 


Fotografía: EFE
Finalmente, Peña Nieto accederá al poder con la más baja tasa de legitimidad desde la que viéramos en 2006 con Felipe Calderón, una vez que su imagen fue seriamente dañada en el proceso electoral, al vincularse con personajes como Moreira y Yarrington, al evidenciar su ignorancia por no saber responder cuales son los tres libros que lo han marcado en su vida, y más aún, porque debe hacer frente al Movimiento Yo soy 132, que desde las elecciones cuestiona su candidatura; así como las diversas irregularidades, en específico la compra de votos, de la que su partido está acusado y las muestras de descontento que estos días hemos visto ante los resultados electorales. 

Tendrá que enfrentarse al 62% de los votantes que eligió otro candidato y al 37% del padrón electoral que no asistió a votar a las urnas. El reto más grande, será transformar esos 19 millones de votos en un apoyo popular de 112 millones de mexicanos, y hacerlo además con un gobierno en su contra, atado por las deudas políticas que contrajo y los lastres personales y partidarios que ha decidió cargar. 



Fotografía: Cuartoscuro



Fuentes de información: 

  • Sexto Informe de Gobierno de Vicente Fox, 2006.
  • Murilo Kuschick. "México:  Elecciones y el uso de las encuestas preelectorales". Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, enero-abril, año XLV, número 84, Ed. UNAM, pp. 103-127.

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Como citar el artículo: Herrera, Héctor. "¿Por qué Enrique Peña Nieto perdió las elecciones presidenciales?" , en "El águila, el jaguar y la serpiente", http://nohoch-balam.blogspot.com/. 08 de julio de 2012.