sábado, 30 de octubre de 2010

Europa después de la segunda guerra mundial, 1945-1982

Introducción

En el presente texto se pretende explicar y analizar la formación de los bloques en la Europa posterior a la segunda guerra mundial. Observando con claridad, la lucha en el “inframundo” entre la Unión Soviética y los Estados Unidos por ganar áreas de influencia, y golpearse una a la otra, utilizando a Europa como un “campo de batalla político”, y un posible trampolín de sus aspiraciones.

Desarrollo

Tras el fin de la segunda guerra mundial, los dos únicos claros ganadores eran la Unión Soviética (pese al gran número de muertes en sus filas) y los Estados Unidos (a pesar de los enormes gastos monetarios que realizó). Estas dos naciones, habían obtenido gran peso en la política internacional, y una gran influencia en el continente europeo.

Europa quedó devastada tras esta guerra, perdiendo no sólo importante infraestructura, sino muchas vidas humanas, lo que la llevaría a experimentar un retroceso gigantesco, en materia económica, industrial, agrícola y política, llegando a perder la mayoría de sus colonias.

Por fortuna, el bienestar de Europa pasó a ser un interés de las dos principales potencias, ya que a Estados Unidos le preocupaba tener un socio comercial que evitara una crisis de superproducción estadounidense, y a la Unión Soviética le importaba que Europa no cayera en manos de Estados Unidos. Debido a esto, Estados Unidos creó programas de ayuda económica, mientras que la Unión Soviética intentó ejercer influencia a través de los partidos comunistas.

A Europa se le presentaba una nueva oportunidad, la cual era servir como un agente de equilibrio entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, para ello la unificación debía empezar a contruirse con el fin de obtener más fuerza. Pero mientras esto ocurría, Estados Unidos temía que la Unión Soviética tuviera un ánimo expansionista sobre Europa, y contrariamente, la URSS temía un expansionismo capitalista estadounidense.

Para 1946, había surgido finalmente “un telón de acero” (como lo describiría Churchill) entre el Este y el Oeste.

Tras el fracasó de la unificación europea, surgió la idea de un bloque occidental, que adquirió más fuerza con la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en 1949, como un medio de protección militar, que evolucionó para convertirse en un instrumento defensivo.

En 1953, tras la muerte de Stalin, la política exterior de la URSS cambió, y pasó de ser una política “antioccidental” a una de “coexistencia pacífica” entre el Este y el Oeste.

Finalmente, en la década de los 50´s, con el florecimiento económico, Europa logró consolidarse en dos bloques, uno occidental, alineado alrededor de la OTAN, y otro bloque oriental, alineado alrededor del Pacto de Varsovia. Tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos habían asegurado sus áreas de influencia, y con ello, logrado un equilibrio relativo en Europa, que acabó dividida, y acotada en sus propios márgenes de acción política.

Conclusión

La “Guerra Fría”, como se le ha llamado, muestra el constante deseo de poder, y la lucha desgarradora entre los países, principalmente entre las dos superpotencias, por intentar imponerse al resto del mundo, y en este caso más que patente en el contexto europeo, que si bien fue un área clara en disputa, no fue la única, ya que también América Latina y el sureste asiático quedarían atrapados en el vórtice del caos bipolar.

La historia, esta caracterizada por el conjunto de momentos en que lo imposible o absurdo suele dominar, la Guerra Fría, la Europa post-bélica, y el antagonismo Estados Unidos-URSS, sólo muestran que este patrón se repite, dejando en manos de los países, o en su defecto, de unos cuantos líderes las políticas de conveniencia, orientadas no a mejorar el panorama, sino a no empeorarlo a través del posicionamiento de sus intereses.

Cabe decir, que Europa se tambaleó entre la decisión de ser “títere” de la Unión Soviética o de los Estados Unidos, del capitalismo o del socialismo, lo que se aprecia en aquella famosa opinión de Winston Churchill: “El defecto inherente del capitalismo es el reparto desigual del beneficio. El beneficio inherente del socialismo es el reparto equitativo de la miseria”.
¿Cuál es mejor?, ni Europa lo supo en su debido momento, por lo que cada mitad intentó un camino distinto.


Bibliografía: Benz, Wolfang, "El Siglo XX. Europa después de la segunda guerra mundial", en Historia Universal del Siglo XXI, Editorial Siglo XXI, México, 1996. Tomo I.


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Como citar el artículo: Herrera, Héctor. "Europa después de la segunda guerra mundial, 1945-1982", en "El águila, el jaguar y la serpiente", http://nohoch-balam.blogspot.com/. 30 de octubre de 2010

1 comentario:

Ender dijo...

Gracias por la información, pero hay algo que no me ha quedado claro:

-¿Quiénes eran el águila, el tigre y la serpiente?

Un saludo, y gracias por su tiempo.