miércoles, 29 de diciembre de 2010

Wikileaks: donde nacen los icebergs

Me gustaría resaltar la opinión de Hernán Gómez Bruera en El Universal el sábado 11 de diciembre de 2010, en la que señala una conversación de Julian Assange. The Guardian, un periódico inglés, mantuvo un diálogo abierto entre los lectores y el fundador de Wikileaks, en el que respondió las preguntas que los lectores lanzaban.

Bueno, pues hubo un comentario, que a vista de este articulista no fue contestado abiertamente. El comentario era de un británico que decía que colaboró como diplomático en acciones que buscaban acabar con un régimen brutal en los Balcanes y que trabajó para imputarle sanciones a ese Estado, en donde había limpieza étnica y, al mismo tiempo, negoció la condonación de la deuda de una nación empobrecida, dice que ninguno de estos trabajos hubiera sido posible sino se hubiera mantenido la secrecía de la correspondencia diplomática.

Para él las embajadas que no pueden ofrecer consejos de manera segura o enviar mensajes son simplemente inoperantes. La diplomacia no puede operar sin la discreción y protección de las fuentes de información. Nos comenta que publicar este masivo envío de correspondencia de Wikileaks no está resaltando casos específicos, sino socavando el proceso diplomático por completo y termina preguntándole: ¿La próxima vez que una crisis internacional no logre ser resulta por que los diplomáticos no pueden actuar, podemos señalarlo a usted personalmente responsable?.

Assange contestó simplemente diciendo: “si usted limita su extenso editorial a un pregunta concreta tendré el mayor agrado en contestarle”…. Hernán Gómez continúa diciendo que para los sectores más progresistas y defensores de la libertad de la información y la transparencia en varios puntos del planeta, las filtraciones de Wikileaks han sido un celebración, y considerado un paso importante para saber que hacen nuestros gobiernos y como lo hacen. Él se pregunta entonces si la divulgación de estos 250,000 comunicados se justifica plenamente, cuando la mayor parte de los casos no está revelando crimenes de lesa humanidad, casos de violación de derechos humanos o cosas que deban ser investigadas.


Si bien afirmar que la filtración de estos cables representa riesgos de muertes para soldados o agentes estadounidenses, como lo planteó el Departamento de Estado, es una exageración, la filtración masiva de documentos gubernamentales si puede alterar el funcionamiento de instituciones que están destinadas a cumplir un papel importante. Pensemos, por ejemplo, en que las vías diplomáticas para la solución de conflictos sean descreditadas por completo. ¿Es realmente este un objetivo deseable?, nos pregunta el autor, ¿el derecho de la información está por encima de todo?.

Las razones que hoy, aparentemente, justifican violaciones a la privacidad mañana podrían ser usadas contra los partidarios de la causa de Assange. Seamos portadores del bien, no precursores del mal. El derecho a intercambiar información de forma protegida es un bien que debe ser preservado y solo vulnerado en casos que lo justifiquen plenamente.

Coincido en buena parte con el artículo, creo que el contenido de los Wikileaks fue superficial, ¿en qué cambió la política internacional?. Acaso esto significa una presión extra a los gobiernos para verse obligados a liberar más información en sus comunicaciones diplomáticas?, Creo que lejos de eso en realidad de van a aumentar los candados de seguridad a los mismos.


Además, creo que al igual que en las relaciones personales, en las relaciones bilaterales y multilaterales entre Estados es sano que existan secretos diplomáticos, me quedo con la frase del novelista francés André Maurois que decía: “sinceridad no es decir lo que se piensa todo el tiempo, sino nunca decir lo contrario”, en ese sentido la relación entre Estados debe ir por ese camino. Tiene que haber sinceridad, sí, voluntad de cooperación, sí, pero eso no quiere decir que vamos a ventilar todo lo que pensamos del otro Estado. ¿Nos importaba en el algo saber que opinaba Hillary Clinton sobre la salud mental de Cristina Kirchner o sobre la cautela de Angela Merker?, ¿eso cambia en algo la política exterior de los Estados?...

Desde este punto de vista parecería ser más un golpe anarquista que un intento por una mayor transparencia en la comunicación de los Estados con sus ciudadanos. Se justifica, creo yo, la liberación de información y es deseable que haya infiltraciones en la información gubernamental cuando atenta contra los individuos y sus derechos, y no cuando solo revelan información confidencial e innecesaria a todas luces.

Resulta poco recomendable limitar esta filtración de información a un solo hombre, marginar el mensaje por hablar del mensajero, por eso no pongo a Assange como el centro del debate, ni héroe ni villano, como dice la canción de Vikki Carr: “..ni princesa ni esclava, simplemente mujer..”, pues de igual forma él tampoco es ni héroe ni villano, sino simplemente un ciudadano con acceso a la información que la divulgó, condenable o no, debemos mejor preguntarnos, y lo hago desde un punto de vista pragmático, ¿para qué liberar la información? y ¿por qué liberarla?, ¿valía la pena hacerlo?, ¿en qué beneficia a la sociedad internacional esto?, a pesar del escándalo mediático, no creo que redunde en un extra para la libertad de la información y la transparencia, así como tampoco para la diplomacia.


Las primeras filtraciones que Wikileaks liberó en julio y en octubre de 2010 relativas a la Guerra de Afganistán e Irak evidenció la violación sistemática de los derechos humanos, del derecho humanitario y de la libertad de expresión, señalando las atrocidades cometidas por soldados estadounidenses. Aunque el escándalo fue menor, la revelación fue, a todas luces, más significativa que la generada por el “Cablegate”. Quizá, esa ruta no solo hubiera sido más segura para la permanencia del sitio, sino también para encumbrar a la sociedad civil como un poder más, o al menos, como un ente mucho menos pasivo de lo que es.

No me detengo a observarlo desde un punto moralista y dicotómico concluyendo si fue bueno o malo, creo que en el futuro serán más recurrentes las infiltraciones gubernamentales, incluso, recientemente se anunció la creación un nuevo sitio llamado Openleaks, creado por un antiguo colaborador de Wikileaks, ahora lo que nosotros tenemos que empezar a demandarle a estos sitios es que la información que se libere en realidad ayude a una transformación social, que tenga implicaciones serias para las relaciones internacionales, que revele crímenes contra la humanidad, que ponga en evidencia la comunicación gubernamental que afecta a los ciudadanos y que no se convierta en desprestigio para el resto de la información.

Resulta común en el argot popular decir que apenas conocemos la punta del iceberg cuando teneos escasa información sobre algún objeto de estudio, pero ahora que Wikileaks ha sacado notas completas que ponen al descubierto muchos detalles creo que debemos preguntarnos: ¿qué hacer con el iceberg cuando ya lo conocemos todo?... pareciera ser lo más lógico el pasar a la acción, de ahí que debamos exigir la información adecuada y construir los análisis certeros para dotar a la sociedad de herramientas de combate contra las injusticias.


Fuentes de información:

Ignacio Torreblanca, José. “Wikileaks acaba con la diplomacia clásica”, en El País, 29 de Noviembre de 2010. Versión electrónica en: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Wikileaks/acaba/diplomacia/clasica/elpepuint/20101129elpepuint_41/Tes

• Gómez Bruera, Hernán. “Lo que no respondió Assange”, en El Universal, 11 de diciembre de 2010. Versión electrónica en: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/50934.html


¡Gracias por acompañarnos en este año 2010, por sus más de 16,000 visitas y sobre todo gracias por seguir pensando el blog!!....


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Como citar el artículo: Herrera, Héctor. "Wikileaks: donde nacen los icebergs" , en "El águila, el jaguar y la serpiente", http://nohoch-balam.blogspot.com/. 29 de diciembre de 2010

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